lunes, 31 de mayo de 2010

Odiseas

En derroteros sin tiempo de antiguas noches
llegando a tus orillas ignotas
me atraes cual sirena
con tus cantos que emergen de las olas que te cobijan.
Me acerco a tus profundidades abismales
de pie en la proa de mi barca, arma en mano.
Y te invado...
Te entregas a mí
siendo yo el que se rinde
temiendo tus encantos de mujer.
Es allí donde inicia la odisea
en que tornó nuestra aventura.
Sé que quieres atraparme
ahogándome en tus entrañas
y no dejarme nunca escapar.
Soy yo el argonauta de tu destino
aquel aventurero que llega a tus orillas
de regreso al lejano hogar.
Y tú:
maldita mujer del Egeo o del Hades
con tus cantos de miel me enamoras,
me acusas de invadirte en troyana conquista.
Y yo:
muriendo en tus profundidades oceánicas
huyo...
           ...y quiero regresar.

Mujer De Otro

Mujer de otro
Sucia de besos míos
como si fuera profano el amor.
Revueltos los cabellos recién peinados
por mi mano.
¡Qué bien te sienta el desaliño
que nadie notará!

Mujer ajena
Sucia con mi amor.
Ahogada con mis besos tu decencia.
Untada por completo
de caricias furtivas.
Del puente entre tus ojos y tus labios
saltó al vacío mi razón.

Mi sangre se mezcló con tu torrente
y otro río nació de mi vertiente.
Naufragando, en secreto,
lentamente...
mi delirio y tu honradez.

Mujer de otro...
sucia de besos míos.
Juntos hemos ...
                             ...profanado al amor.

Arrié tu bandera

Arrié tu bandera
frente a los acantilados
de mis costas urgentes.
Y me vestí de corsario
para que me veas.

Princesa en fuga.
Chispa de cañones.
En mi puerto, el muelle
aguarda.

Estamos iguales.
Sopesamos fuerzas
y estamos iguales.

¿Quién dará la primera estocada?
¿Quién cederá terreno...
Avanzando...
Conquistando?

Princesa en fuga.
Flor de otras tierras.
Patrona en comarcas lejanas
y tierra de mi próxima semilla.

No emprendas retirada
que el mar se angosta
en la estrechez de tu vientre.
No huyas de mi asedio.
Atraca en el puerto de mi pecho
y deja que te aborde
con la horda de mis besos.
Deja flamear mi bandera en tu nave
Y carga en tu bodega mis tesoros.

(Navegante clandestino.
Mi destino, tu pasión.)

La Tarde

Siento tu ternura allegarse a mi tierra,
Acechar la mirada de mis ojos, huir,
...Neruda...
La tarde caminaba,
con sus tintes anaranjados,
cerca de mi habitación.
Los pasos de mis ojos
alcanzaron el sendero de su mirada,
y con un gesto estival
la invité
a colonizar la destendida pradera
que se abría generosa
a mis ansias de establecerme.
Como un cometa
surcó la oscuridad del cuarto
llenándolo de luz divina.
El resplandor cegó mis ojos
y mi cuerpo la buscó,
a tientas.
Mis manos: arduamente
trabajaron en su extensión.
Sus pies: cosquillas
hicieron a mis pisadas.
Mi palabra habló en su lengua
y su boca conjugó mi idioma.
Mi ser transitó por sus caminos,
por sus montes, por sus selvas.
todo mi amor se derramó en su tierra,
como la lluvia,
que hace crecer la vida en los campos...
Así de simple,
como una breve tormenta de verano,
dulce, fecunda y natural...
La tarde se hizo noche. 

Otoño Floreciendo

Otoño floreciendo
semillas de otros tiempos.
Suspiros como hojas revoloteando
inundan el aire de fragancias nobles.
Terquedad de campanario
en miradas que se buscan.
Laberintos intricados de sentimientos
escondidos por las arenas del hastío.

Aquí te encuentro...
Envuelta en remolinos de amor.
Amarrada a mis ojos
como cautiva de mis sueños.
Destrozando muros de distancia
al solo impulso de tu aliento.
Maduran flores en la luz de tu sonrisa.

Aquí te alcanzo...
Y me aferro a tu cintura.
Iniciando el rito de morir...
                                        ... y volver a nacer.

Mujer

El espíritu de mis antepasados
se ha liberado dentro mío,
siento los chasquidos
de sus alas de cóndor
retumbar en mi interior.
Mujer de antigua raza:
En tus venas milenarias
corre la sangre
de mi familia ancestral.
Tu aparición me ha sacudido
aflojándome el follaje.
Poniendo a prueba
mi raíz.

Propósito

Navego clandestino, furtivo
en el abismo estelar
que se abre
entre tus ojos y los míos.
Y no sé
si armas tomar.

domingo, 30 de mayo de 2010

Aún Florecen

Aún florecen

tus párpados ante mis ojos,

más allá del paso del tiempo

que se empeña en desviar tu mirar.

“Y esa aguja en mi pecho”

y el desaire en tu mirada...

Me espera.

Se entrelazan todavía

los senderos mustios del jardín

y los pétalos marchitos

se van con el viento

de tu aliento sin el mío.

No te esperaba en la tardía primavera.

No quería saber de tu nombre...

Ni de tu vida,

ni de tu aliento...

Ni quise que el viento

trajera hasta mí

la maldición de tu aroma.

Ni que tus ojos me miraran.

Ni que te fueras otra vez.

Ternura de Cóndor


¿Y quién dice que no puedo ser un cóndor? ¿No ven mis alas extenderse, no ven este aspecto de ángel gris?¿Y quién dice que sí soy un cóndor?¿Puede alguien negar que vuelo?¿¡No lo ven, acaso están ciegos!? Y si soy un cóndor ¿quién puede negar mi ternura?

Acaso...

El más sanguinario ser es capaz de darla en el momento preciso.

Y si soy realmente un cóndor, y estas plumas blancas coronan mis manos...

¡Ya va siendo hora que eche a volar!